Hola, aquí estoy con algunas lagrimillas de cocodrilo cayendo sobre mis mejillas, y os preguntaréis porqué, pues a veces pasa. Ahora no tenemos la posibilidad de reunirnos para practicar así que practico yoga online con Siri, la persona de la que sigo aprendiendo tras 4 años desde que me picó la curiosidad de profundizar en esta disciplina milenaria traída a nuestros tiempos, también he practicado con muchas otras personas, pero para mí, su presencia es importante en mi vida.
Pues bien, os quería hablar sobre cuando uno acaba una sesión de yoga. A veces lloras, otras te ríes, otras simplemente te quedas embobado mirando el horizonte, pero desde luego, tu mente y alma se renuevan, entras en un estado meditativo que tu corazón reconoce y te dejas caer en esa nueva sensación, tan rica… Como si la sencillez viniera a instalarse el resto de tu día tras una práctica de yoga, es milagroso jeje, o como si el mundo quedara lejos de cualquier preocupación.
La verdad es que es mágico, el otro día hablábamos de la magia, pues tiene un poco de eso, porque estamos hechos de energía que vibra a muchos niveles y se despierta generando instantes donde te sientes tan bien que parece que esto que sientes no es lo normal, casi mágico.
Yo, que llevo practicando algunos años, os aseguro que cada día es diferente, es nuevo, es completamente una experiencia única e irrepetible. Es como un nuevo aire que viene hacia ti como sabiendo que necesitas respirarlo, tú no lo sabías, pero una vez lo respiras, lo sabes.
Es bonito, sincero y llegas a entenderlo, porque no hay mucho más que entender… vuelves a recordar lo que tu interior ya sabe y parece que todos hemos olvidado. Aquellos que lo han recordado, nos hacen de guía.
Tal vez a ti, tras una clase de yoga, si tienes la oportunidad de experimentarlo alguna vez, te entre la inspiración y corras a escribir una carta como yo ahora… quizá te venga alguna idea volando a tu encuentro, aparezca la solución a algo que te tenía preocupado… o simplemente te quedes embobado pensando que no sabes muy bien que ha sucedido aquí y ahora en esta hora y media.
Gracias Siri… por guiarnos tan bonito en cada práctica a descubrir y proteger nuestra propia naturaleza.
Me siento tan afortunada…
Por último, quería compartir contigo esta reflexión. Hace poco fue San Valentín, un día donde a pesar de cómo lo vivas y lo entiendas, tiene la función de pararnos a recordar sobre el amor o aspectos asociados a la pareja, en este caso. Sea como sea, durante todo ese día se da una especie de ritual anual donde todos nos paramos a recordar sobre el amor… es un día que tiene como función centrarnos en esa temática. Pues el yoga es como un ritual de sensibilidad y amor hacia ti mismo y hacia los demás también. Imagínate que ese ritual no apareciera sólo un día en tu calendario anual, sino que cada día, o más bien, dos días por semana lo tomaras para reconectar contigo y con el mundo… ¿Qué pasaría?
Pasaría que muy posiblemente… al estar tan cerca de tu sensibilidad y con una frecuencia tan continuada, serías más consciente de tus dias, tendrían más color, más calor, más matices, y cada tarea se convertiría también en pequeños mini rituales, focos que ampliarían mucho la calidad de tu vida. Esta sería sólo una posibilidad…
Comenta siempre que quieras por aquí abajo. Abrazoooo grandee